martes, 24 de agosto de 2010

Estoy en ello


Y aquí me encuentro. Echo la vista atrás y me doy cuenta de cómo ha cambiado todo.
El tiempo pasa tan deprisa, escalofriantemente deprisa.
Aquella chica que no buscaba nada, simplemente le fue llegando. Sólo se dejaba llevar.
Creo que ahí está la clave de todo.

La chica que odiaba las relaciones pegajosas, no las entendía; ahora creo que las he llegado a comprender un poco. No es porque me sienta identificada, al contrario, me gusta la sensación de libertad, las tardes con amigas o simplemente sola en casa viendo alguna película, la certeza de saber que está ahí y que no se va a marchar porque deje de verle un día o dos. Seguirá ahí, también con sus cosas, con su vida. Aquellas parejas melosas, pesadas quizás, que pasan juntas 28h diarias, quizás es porque no tiene otra opción. Me explicaré mejor: quién sabe si él o ella han dejado a su grupo de amigos para dedicarse totalmente a su nueva/o compañero, actitud que no comparto ni comprendo, y al tiempo se han dado cuenta de que eso es lo único que les queda y por tanto se agarran a ello. O quizás están acostumbrados a eso, no pueden estar sin alguien al lado, no les gusta la soledad, la idea de sentirse desamparado; a nadie nos gusta.

Pienso que hay tiempo para todo, el día sólo tiene 24h que a veces se quedan cortas. La semana 7 días, 168 horas, estas ya dan un poco más desí. Hay que aprender a organizarse, a compaginar las cosas. Me encanta pasar tiempo con mi compañero, pero también me apasiona pasar días de locura con mis amigas, ninguna de las dos cosas las cambio por nada y pienso que nadie debería hacerlo ya que tarde o temprano acabas echando en falta alguna de las dos cosas. Amistad y amor son dos palabras que se relacionan y que van íntimamente ligadas a otra: FELICIDAD.




Celia Hernández.